LA VIRGEN
MARIA
Por: Samael Aun Weor
ISIS,
ADONÍA, INSOBERTA, ASTARTE, MARÍA, MAYA, LA VIRGEN DEL MAR, RAM-IO, ETC.
EL PADRE
NUESTRO
Padre
nuestro que estás en los cielos (I.A.O.).
Santificado sea tu nombre.
Venga a nos tu Reino (Los mundos internos).
Hágase, Señor, tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo.
El pan nuestro de cada día, dádnoslo hoy.
Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos de todo mal.
AMÉN.
NOTA: Esta
oración fue legada por Nuestro Señor el CRISTO y contiene siete peticiones
sagradas para que los devotos del sendero pidan como gracia al Altísimo.
Los
Gnósticos tenemos que hacer la voluntad del Padre, así en la tierra como en el
cielo, pero generalmente los hombres llaman e invocan a Dios para que Él haga
la voluntad de ellos, o sea al contrario.
LA SALVE
Dios te
salve RAM-IO (María),
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita tú entre las mujeres,
y bendito el fruto de tu vientre "IHESUS".
Virgen
RAM-IO, Madre de Dios,
ruega por nosotros los que tenemos el yo pecador;
ahora y en la hora de la muerte de nuestros defectos (yoes).
AMÉN.
NOTA: Esta
oración, y el Padre Nuestro las deben orar todos los Gnósticos antes de
acostarse o en momentos de peligro.
LA VIRGEN
DEL CARMEN
La Virgen
del Carmen fue la Madre del Divino Redentor del Mundo.
Innumerables
escritores han cantado loas a la madre más grandiosa de todos los tiempos.
¿Cómo
podríamos definirla? Ni la pluma de Miguel Ángel, ni la Madona de Leonardo Da
Vinci han logrado traducirnos en formal fiel la imagen de la Virgen María.
Innumerables
esculturas han tratado de personificar a la Virgen del Carmen, pero ninguna de
ellas puede traducir exactamente la fisonomía de aquella gran hija de la Luz.
Al
contemplar con los ojos del Alma la inefable figura de aquella Divina Madre no
vemos nada que nos sepa a diamantes, rubíes y esmeraldas.
Ante los
ojos del Alma desaparecen por completo las púrpuras y sedas con que se ha
querido envolver el recuerdo de María, la Divina Madre de Jesús de Nazareth.
No fue María
aquella verdad mundanal pintada en todas las acuarelas.
Con los ojos
del Espíritu sólo contemplamos una virgen morena quemada por el sol del
desierto. Ante nuestras atónitas miradas espirituales se desdibujan esbeltos
cuerpos y rostros provocativos de figuras femeninas, para aparecer en su lugar
una mujercita sencilla de pequeña estatura, cuerpo delgado, rostro pequeño y
ovalado, nariz roma, labio superior algo saliente, ojos gitanos y amplia
frente.
Aquella
humilde mujer vestía con túnica color carmelita o marrón y sandalias de cuero.
Caminando a
través de los desiertos africanos rumbo a la tierra de Egipto, parecía una
pródiga con su túnica vieja y rota, y su rostro moreno humedecido en copioso
sudor.
No es María
aquella estatua de púrpura y diamantes que hoy adorna la catedral de Notre Dame
de París. No es María aquella estatua cuyos dedos de armiño, engarzados en puro
oro, alegra las procesiones de la casa parroquial.
No es María
aquella beldad inolvidable que desde niños contemplamos sobre los suntuosos
altares de nuestras iglesias pueblerinas, cuyas campanas metálicas alegran los
mercados de nuestras parroquias.
Ante
nuestros sentidos espirituales sólo vemos una virgen morena quemada por el sol
del desierto.
Ante la
vista del espíritu desaparecen por completo todas las fantasías para aparecer
en su lugar una pródiga humilde, una humilde mujer de carne y hueso.
Desde muy
niña, María hizo voto de castidad en el templo de Jerusalén.
María era hija
de Ana, su madre la llevó al templo para que hiciera sus votos.
Y era María
una de las Vestales del Templo.
Nació entre
una aristocrática familia, y antes de ingresar al templo como Vestal tuvo
innumerables pretendientes y hasta tuvo un rico y apuesto galán que quiso
casarse con ella.
Empero María
no lo aceptó, su corazón sólo amaba a Dios.
Los primeros
años de su vida estuvieron rodeados de toda clase de comodidades.
Cuenta la
tradición que María hacía alfombras para el templo de Jerusalén y que esas
alfombras se convertían en rosas.
María
conoció la Doctrina secreta de la Tribu de Leví. María se educó a la sombra
augusta de los pórticos de Jerusalén, entre el follaje núbil de esas palmeras
orientales, a cuyas sombras descansan los viejos camelleros del desierto.
María fue
iniciada en los Misterios de Egipto, conoció la Sabiduría de los Faraones, y
bebió en el Cáliz del antiguo Cristianismo, calcinado por el fuego ardiente de
las tierras orientales.
La Religión
Católica tal como hoy la conocemos, ni siquiera se vislumbraba sobre los siete
collados de la Roma augusta de los Césares y los viejos Esenios sólo conocían
la vieja Doctrina Cristiana, la doctrina de los mártires, aquella doctrina por
la cual San Esteban murió mártir.
Esa santa
doctrina Crística se conservaba en secreto dentro de los Misterios de Egipto,
Troya, Roma, Cartago, Eleusis, etc.
Lo grande
que hubo en el Cristo, fue haber publicado la vieja doctrina sobre las calzadas
de Jerusalén.
Y fue María,
la Virgen del Carmen, designada por la Divinidad para ser la Madre del Divino
Redentor del Mundo.
MILAGROS DE
LA VIRGEN DEL CARMEN
Todos los
que conocemos el monte sabemos que la Virgen del Carmen es una trabajadora
incansable.
Muchas veces,
un devoto se cura de alguna enfermedad incurable, y entonces lleno de
admiración exclama: "¡Un milagro de la Virgen del Carmen!".
Pero el
devoto ignora que la Virgen del Carmen ha tenido que trabajar intensamente para
poder curar el cuerpo enfermo.
Otras veces
un devoto se ha salvado de morir trágicamente, lleno de admiración exclamó:
"¡Un milagro!". Pero el devoto ignora el esfuerzo supremo, el enorme
sacrificio, la magnitud del trabajo que a la Virgen del Carmen le ha tocado
realizar.
Vamos a
relatar algunos milagros de la Virgen del Carmen:
1º) Alfredo
Bello, se salvó de morir ahogado en una goleta, implorando a la Virgen del
Carmen; navegaba Alfredo Bello en la zona del Canal de Panamá hacia la ciudad
de Barranquilla, cuando la goleta estalló. Se hundió la nave entre las olas
embravecidas del mar. No se veía sino cielo y agua, ni un rayo de esperanza y
Alfredo Bello agarrado a un mísero tablón, imploraba a la Virgen del Carmen.
Así se salvó el hombre; recibió auxilio a tiempo y lleno de admiración exclamó:
"¡Un milagro!".
Pero aquel
hombre ignoraba el esfuerzo terrible que tuvo que hacer la Virgen del Carmen
para salvarlo.
2º) José
Prudencio Aguilar, distinguido y selecto personaje de Riohacha, navegaba en una
goleta de su propiedad a través de las olas embravecidas del Atlántico, cuando
fue arrollado por un huracán aterrador que agitaba las embravecidas olas del
mar. Aquella goleta estuvo a punto de hundirse entre las profundidades del
Océano.
El hombre
clamaba a la Virgen del Carmen, y esta trabajando así duramente logró salvarlo
del desastre. "¡Un milagro!". Exclamó el hombre.
3º) La
señora Esther Lozano dio a luz una bella niña sin sentir ningún dolor, en el
parto, invocando a la Virgen del Carmen. "¡Un milagro!". Exclamó, sin
darse cuenta la dama del enorme trabajo científico que tuvo que realizar la
Virgen del Carmen para salvarla.
La señora
agradecida bautizó a su hija con el nombre de la Virgen del Carmen.
4º) En el
año 1940, viajando en una lancha de Tacamocho a Gamarra, una señorita de nombre
Emilia Hernández, cayó al agua en instantes en que iba por un balde de agua. La
dama estuvo cuatro horas entre las olas embravecidas el río Magdalena, agarrada
a una insignificante rama, y se salvó de las garras de la muerte invocando a la
Virgen del Carmen. El nombre de la lancha era "Manzanares".
La Virgen
del Carmen tuvo que luchar muchísimo para salvar a la dama.
5º) Un
marino, perteneciente a una distinguida familia samaria, tuvo un accidente en
el mar, y duró varias horas en el agua. Al ser sacado volvió en sí, y todos
exclamaron: "¡Un milagro de la Virgen del Carmen!".
6º) En
alguna ocasión un hombre que subía por un collado del Tolima, fue atacado por
un perro rabioso. El animal aullaba entre tinieblas de la noche. El hombre
temeroso, invocó a la Virgen del Carmen, y la bestia huyó despavorida.
No hay duda
de que ese animal era un ser tenebroso del abismo.
7º) ¿Y qué
no diríamos de aquella niña que se salvó al estrellarse el avión en que
viajaba? La nave aérea transportaba de Alemania a los Estados Unidos una gran
cantidad de niños refugiados, cuando se estrelló en Estados Unidos. Perecieron
todos esos niños, pero no se explica como y de que manera se encontró a cierta
distancia del avión a una niña completamente sana y sin el menor rasguño.
La Virgen
del Carmen realizó ese maravilloso trabajo, ese formidable milagro.
Aceptamos
que por ley del destino la niña no debía morir todavía, pero inevitablemente se
necesitaba una intervención, y ella fue precisamente la de la Virgen del
Carmen.
LA
NATURALEZA
La
Naturaleza es una Madre siempre Virgen. La Naturaleza es siempre Virgen y
siempre Madre. La Naturaleza es una madre austera y bondadosa.
La conciencia
de la Naturaleza, enseña al tímido pajarillo a construir su nido. La conciencia
de la Naturaleza palpita en el corazón del árbol, en el corazón del tímido
gusanito que se arrastra por la tierra, en el corazón del águila que altanera
bate sus alas intrépidas sobre las moles gigantescas de granito, que se
enclavan con sus torres almenadas entre el azul del cielo.
La
conciencia de la Naturaleza enseña al niño a buscar el pecho de su madre, y
enseña a las aves a levantar el vuelo.
La
conciencia de la Naturaleza da forma a todas las cosas, organiza los pétalos de
las flores que embalsaman el aire con sus perfumes, y ordena el movimiento de
los astros entre la magnífica orquestación del Infinito.
La
Naturaleza es una Madre austera y amorosa. Cuando penetramos en el monte, la
vemos dentro de su templo magnífico, con su corona de oro, y su túnica blanca
resplandeciente, gobernando a los elementos en lucha.
Cuando la
humanidad molesta demasiado, ella hace lo que toda madre con sus hijos.
Les regala
juguetes para que se diviertan, deposita en la mente de los inventores, la
radio, el avión, el automóvil, etc., para que sus hijos se diviertan, mientras
se hacen maduros para estudiar la sabiduría de Dios.
Todos los
ángeles inocentes de la tierra, del agua, del fuego y del aire, obedecen a la
Bendita Diosa Madre del Mundo.
María,
Adonía, Insoberta, Isis, Astarte, han simbolizado siempre a la Virgen Celestial
de la Naturaleza.
La
Naturaleza es un gran taller, donde Dios trabaja.
La
Naturaleza es el templo de la Virgen Madre del Mundo.
Samael Aun
Weor