viernes, 19 de junio de 2015

LA VIRGEN MARIA Por: samael aun weor

LA VIRGEN MARIA
Por: Samael Aun Weor

ISIS, ADONÍA, INSOBERTA, ASTARTE, MARÍA, MAYA, LA VIRGEN DEL MAR, RAM-IO, ETC.

EL PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en los cielos (I.A.O.).
Santificado sea tu nombre.
Venga a nos tu Reino (Los mundos internos).
Hágase, Señor, tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo.
El pan nuestro de cada día, dádnoslo hoy.
Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos de todo mal.
AMÉN.

NOTA: Esta oración fue legada por Nuestro Señor el CRISTO y contiene siete peticiones sagradas para que los devotos del sendero pidan como gracia al Altísimo.

Los Gnósticos tenemos que hacer la voluntad del Padre, así en la tierra como en el cielo, pero generalmente los hombres llaman e invocan a Dios para que Él haga la voluntad de ellos, o sea al contrario.

LA SALVE

Dios te salve RAM-IO (María),
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita tú entre las mujeres,
y bendito el fruto de tu vientre "IHESUS".
Virgen RAM-IO, Madre de Dios,
ruega por nosotros los que tenemos el yo pecador;
ahora y en la hora de la muerte de nuestros defectos (yoes).
AMÉN.

NOTA: Esta oración, y el Padre Nuestro las deben orar todos los Gnósticos antes de acostarse o en momentos de peligro.

LA VIRGEN DEL CARMEN

La Virgen del Carmen fue la Madre del Divino Redentor del Mundo.

Innumerables escritores han cantado loas a la madre más grandiosa de todos los tiempos.

¿Cómo podríamos definirla? Ni la pluma de Miguel Ángel, ni la Madona de Leonardo Da Vinci han logrado traducirnos en formal fiel la imagen de la Virgen María.

Innumerables esculturas han tratado de personificar a la Virgen del Carmen, pero ninguna de ellas puede traducir exactamente la fisonomía de aquella gran hija de la Luz.

Al contemplar con los ojos del Alma la inefable figura de aquella Divina Madre no vemos nada que nos sepa a diamantes, rubíes y esmeraldas.

Ante los ojos del Alma desaparecen por completo las púrpuras y sedas con que se ha querido envolver el recuerdo de María, la Divina Madre de Jesús de Nazareth.

No fue María aquella verdad mundanal pintada en todas las acuarelas.

Con los ojos del Espíritu sólo contemplamos una virgen morena quemada por el sol del desierto. Ante nuestras atónitas miradas espirituales se desdibujan esbeltos cuerpos y rostros provocativos de figuras femeninas, para aparecer en su lugar una mujercita sencilla de pequeña estatura, cuerpo delgado, rostro pequeño y ovalado, nariz roma, labio superior algo saliente, ojos gitanos y amplia frente.

Aquella humilde mujer vestía con túnica color carmelita o marrón y sandalias de cuero.

Caminando a través de los desiertos africanos rumbo a la tierra de Egipto, parecía una pródiga con su túnica vieja y rota, y su rostro moreno humedecido en copioso sudor.

No es María aquella estatua de púrpura y diamantes que hoy adorna la catedral de Notre Dame de París. No es María aquella estatua cuyos dedos de armiño, engarzados en puro oro, alegra las procesiones de la casa parroquial.

No es María aquella beldad inolvidable que desde niños contemplamos sobre los suntuosos altares de nuestras iglesias pueblerinas, cuyas campanas metálicas alegran los mercados de nuestras parroquias.

Ante nuestros sentidos espirituales sólo vemos una virgen morena quemada por el sol del desierto.

Ante la vista del espíritu desaparecen por completo todas las fantasías para aparecer en su lugar una pródiga humilde, una humilde mujer de carne y hueso.

Desde muy niña, María hizo voto de castidad en el templo de Jerusalén.

María era hija de Ana, su madre la llevó al templo para que hiciera sus votos.

Y era María una de las Vestales del Templo.

Nació entre una aristocrática familia, y antes de ingresar al templo como Vestal tuvo innumerables pretendientes y hasta tuvo un rico y apuesto galán que quiso casarse con ella.

Empero María no lo aceptó, su corazón sólo amaba a Dios.

Los primeros años de su vida estuvieron rodeados de toda clase de comodidades.

Cuenta la tradición que María hacía alfombras para el templo de Jerusalén y que esas alfombras se convertían en rosas.

María conoció la Doctrina secreta de la Tribu de Leví. María se educó a la sombra augusta de los pórticos de Jerusalén, entre el follaje núbil de esas palmeras orientales, a cuyas sombras descansan los viejos camelleros del desierto.

María fue iniciada en los Misterios de Egipto, conoció la Sabiduría de los Faraones, y bebió en el Cáliz del antiguo Cristianismo, calcinado por el fuego ardiente de las tierras orientales.

La Religión Católica tal como hoy la conocemos, ni siquiera se vislumbraba sobre los siete collados de la Roma augusta de los Césares y los viejos Esenios sólo conocían la vieja Doctrina Cristiana, la doctrina de los mártires, aquella doctrina por la cual San Esteban murió mártir.

Esa santa doctrina Crística se conservaba en secreto dentro de los Misterios de Egipto, Troya, Roma, Cartago, Eleusis, etc.
Lo grande que hubo en el Cristo, fue haber publicado la vieja doctrina sobre las calzadas de Jerusalén.

Y fue María, la Virgen del Carmen, designada por la Divinidad para ser la Madre del Divino Redentor del Mundo.

MILAGROS DE LA VIRGEN DEL CARMEN

Todos los que conocemos el monte sabemos que la Virgen del Carmen es una trabajadora incansable.

Muchas veces, un devoto se cura de alguna enfermedad incurable, y entonces lleno de admiración exclama: "¡Un milagro de la Virgen del Carmen!".

Pero el devoto ignora que la Virgen del Carmen ha tenido que trabajar intensamente para poder curar el cuerpo enfermo.

Otras veces un devoto se ha salvado de morir trágicamente, lleno de admiración exclamó: "¡Un milagro!". Pero el devoto ignora el esfuerzo supremo, el enorme sacrificio, la magnitud del trabajo que a la Virgen del Carmen le ha tocado realizar.

Vamos a relatar algunos milagros de la Virgen del Carmen:
1º) Alfredo Bello, se salvó de morir ahogado en una goleta, implorando a la Virgen del Carmen; navegaba Alfredo Bello en la zona del Canal de Panamá hacia la ciudad de Barranquilla, cuando la goleta estalló. Se hundió la nave entre las olas embravecidas del mar. No se veía sino cielo y agua, ni un rayo de esperanza y Alfredo Bello agarrado a un mísero tablón, imploraba a la Virgen del Carmen. Así se salvó el hombre; recibió auxilio a tiempo y lleno de admiración exclamó: "¡Un milagro!".

Pero aquel hombre ignoraba el esfuerzo terrible que tuvo que hacer la Virgen del Carmen para salvarlo.

2º) José Prudencio Aguilar, distinguido y selecto personaje de Riohacha, navegaba en una goleta de su propiedad a través de las olas embravecidas del Atlántico, cuando fue arrollado por un huracán aterrador que agitaba las embravecidas olas del mar. Aquella goleta estuvo a punto de hundirse entre las profundidades del Océano.

El hombre clamaba a la Virgen del Carmen, y esta trabajando así duramente logró salvarlo del desastre. "¡Un milagro!". Exclamó el hombre.

3º) La señora Esther Lozano dio a luz una bella niña sin sentir ningún dolor, en el parto, invocando a la Virgen del Carmen. "¡Un milagro!". Exclamó, sin darse cuenta la dama del enorme trabajo científico que tuvo que realizar la Virgen del Carmen para salvarla.

La señora agradecida bautizó a su hija con el nombre de la Virgen del Carmen.

4º) En el año 1940, viajando en una lancha de Tacamocho a Gamarra, una señorita de nombre Emilia Hernández, cayó al agua en instantes en que iba por un balde de agua. La dama estuvo cuatro horas entre las olas embravecidas el río Magdalena, agarrada a una insignificante rama, y se salvó de las garras de la muerte invocando a la Virgen del Carmen. El nombre de la lancha era "Manzanares".

La Virgen del Carmen tuvo que luchar muchísimo para salvar a la dama.

5º) Un marino, perteneciente a una distinguida familia samaria, tuvo un accidente en el mar, y duró varias horas en el agua. Al ser sacado volvió en sí, y todos exclamaron: "¡Un milagro de la Virgen del Carmen!".

6º) En alguna ocasión un hombre que subía por un collado del Tolima, fue atacado por un perro rabioso. El animal aullaba entre tinieblas de la noche. El hombre temeroso, invocó a la Virgen del Carmen, y la bestia huyó despavorida.

No hay duda de que ese animal era un ser tenebroso del abismo.

7º) ¿Y qué no diríamos de aquella niña que se salvó al estrellarse el avión en que viajaba? La nave aérea transportaba de Alemania a los Estados Unidos una gran cantidad de niños refugiados, cuando se estrelló en Estados Unidos. Perecieron todos esos niños, pero no se explica como y de que manera se encontró a cierta distancia del avión a una niña completamente sana y sin el menor rasguño.

La Virgen del Carmen realizó ese maravilloso trabajo, ese formidable milagro.

Aceptamos que por ley del destino la niña no debía morir todavía, pero inevitablemente se necesitaba una intervención, y ella fue precisamente la de la Virgen del Carmen.

LA NATURALEZA

La Naturaleza es una Madre siempre Virgen. La Naturaleza es siempre Virgen y siempre Madre. La Naturaleza es una madre austera y bondadosa.

La conciencia de la Naturaleza, enseña al tímido pajarillo a construir su nido. La conciencia de la Naturaleza palpita en el corazón del árbol, en el corazón del tímido gusanito que se arrastra por la tierra, en el corazón del águila que altanera bate sus alas intrépidas sobre las moles gigantescas de granito, que se enclavan con sus torres almenadas entre el azul del cielo.

La conciencia de la Naturaleza enseña al niño a buscar el pecho de su madre, y enseña a las aves a levantar el vuelo.

La conciencia de la Naturaleza da forma a todas las cosas, organiza los pétalos de las flores que embalsaman el aire con sus perfumes, y ordena el movimiento de los astros entre la magnífica orquestación del Infinito.

La Naturaleza es una Madre austera y amorosa. Cuando penetramos en el monte, la vemos dentro de su templo magnífico, con su corona de oro, y su túnica blanca resplandeciente, gobernando a los elementos en lucha.

Cuando la humanidad molesta demasiado, ella hace lo que toda madre con sus hijos.

Les regala juguetes para que se diviertan, deposita en la mente de los inventores, la radio, el avión, el automóvil, etc., para que sus hijos se diviertan, mientras se hacen maduros para estudiar la sabiduría de Dios.

Todos los ángeles inocentes de la tierra, del agua, del fuego y del aire, obedecen a la Bendita Diosa Madre del Mundo.

María, Adonía, Insoberta, Isis, Astarte, han simbolizado siempre a la Virgen Celestial de la Naturaleza.

La Naturaleza es un gran taller, donde Dios trabaja.

La Naturaleza es el templo de la Virgen Madre del Mundo.

Samael Aun Weor


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