GNOSIS
LOS TRES TIPOS DE LA ENERGÍA SEXUAL
Por: samael aun weor
Entiéndase por personas de sexualidad normal
aquellas que no tienen conflicto sexual de ninguna especie.
La energía sexual se divide en tres tipos
distintos.
Primero: La energía que se halla relacionada con
la reproducción de la raza y la salud del cuerpo físico en general.
Segundo: La energía que se halla relacionada con
las esferas del pensamiento sentimiento y voluntad.
Tercero: La energía que se halla relacionada con
el Espíritu Divino del hombre.
La energía sexual es realmente y sin duda
alguna, la energía más sutil y poderosa que normalmente se produce y conduce a
través del organismo humano.
Todo lo que es el hombre, incluyendo las tres
esferas del pensamiento, sentimiento y voluntad, no es sino el resultado exacto
de las distintas modificaciones de la energía sexual.
Debido al aspecto tremendamente sutil y poderoso
de la energía sexual resulta ciertamente difícil el control y almacenamiento de
esta energía.
Además, su presencia representa una fuente de
inmenso poder, que si no se sabe manejar puede llegar a producir una verdadera
catástrofe.
Existen en el organismo ciertos canales por
donde normalmente debe circular esta poderosa energía.
Cuando esta energía llega a infiltrarse en el
delicado mecanismo de otras funciones, entonces el resultado violento es el
fracaso.
En este caso se dañan muchos centros
delicadísimos del organismo humano, y el individuo se convierte de hecho en un
infrasexual.
Toda actitud mental negativa puede conducir
directa o indirectamente a estas catástrofes violentas y destructoras de la
energía sexual.
El odio al sexo, el odio al Arcano A.Z.F., el
asco o repugnancia por el sexo, el desprecio al sexo, la subestimación del
sexo, los celos pasionales, el miedo al sexo, el cinismo sexual, el sadismo
sexual, la obscenidad, la pornografía, la brutalidad sexual, etc., etc.,
convierten al ser humano en infrasexual.
El sexo es la función creadora por la cual el
ser humano es un verdadero Dios.
La sexualidad normal resulta de la plena armonía
y concordancia de todas las demás funciones.
La sexualidad normal nos confiere el poder de
crear hijos sanos, o de crear en el mundo del arte, o de las ciencias.
Toda actitud mental negativa hacia el sexo
produce infiltraciones de esta poderosa energía en otras funciones, provocando
pavorosas catástrofes cuyo fatal resultado es la infra-sexualidad.
Toda actitud negativa de la mente fuerza a la
energía sexual y la obliga a circular por canales y sistemas aptos para las
energías mentales, volitivas, o cualquier otro tipo de energías menos poderosas
que la energía sexual.
El resultado es fatal porque esa clase de
canales y sistemas, no pudiendo resistir el tremendo voltaje de la energía
poderosísima del sexo, se calientan y funden como un cable demasiado delgado y
fino cuando pasa por él una corriente eléctrica de alta tensión.
Cuando el hombre y la mujer se unen sexualmente
en Matrimonio Perfecto son, en esos instantes de voluptuosidad, verdaderos
Dioses inefables.
El hombre y la mujer sexualmente unidos, forman
un Andrógino Divino Perfecto. Un Elohim macho-hembra. Una Divinidad
terriblemente Divina.
Las dos mitades separadas desde el amanecer de
la vida, se unen por un instante para crear.
Eso es inefable... sublime... eso es cosa de
paraíso.
La energía sexual es peligrosamente volátil y
potencialmente explosiva.
Durante el acto secreto, durante el éxtasis
sexual, la pareja está rodeada de esta tremenda energía terriblemente Divina.
En estos instantes de dicha suprema y de besos
ardientes que incendian las profundidades del Alma, podemos retener esa luz
maravillosa para purificarnos y transformarnos absolutamente.
Cuando se derrama el Vaso de Hermes, cuando
viene el derrame, la luz de los Dioses se retira dejando abiertas las puertas
para que entre en el hogar la luz roja y sanguinolenta de Lucifer.
Entonces el encanto desaparece y viene la
desilusión y el desencanto.
Después de poco tiempo el hombre y la mujer
inician el camino del adulterio, porque su hogar se ha convertido en un
infierno.
Es una característica de la naturaleza el movilizar enormes reservas de
energía creadora para crear cualquier cosmos.
Empero sólo emplea de sus enormes reservas una cantidad infinitesimal para
realizar sus creaciones.
Así, pues, el hombre pierde en una eyaculación seminal millones de espermatozoos; sin embargo, se
necesita un infinitesimal espermatozoo para engendrar un hijo.
En la Lemuria ningún ser humano
eyaculaba el semen.
Entonces las parejas se unían sexualmente en los
Templos para crear.
En esos instantes las jerarquías lunares sabían
utilizar un espermatozoide y un huevo para crear sin necesidad de llegar hasta
el orgasmo y la eyaculación seminal.
Nadie derramaba el semen.
El acto sexual era un sacramento que sólo se
verificaba en el Templo.
La mujer en aquella época paría sus hijos sin
dolor y la serpiente se levantaba victoriosa por el canal medular.
En aquella época el hombre no había salido del
Edem; la naturaleza entera le obedecía, y no conocía el dolor ni el pecado.
Fueron los tenebrosos luciferes quienes le
enseñaron al hombre a derramar el semen.
El pecado original de nuestros primeros padres
fue el crimen de derramar el semen.
Eso es fornicación.
Cuando el hombre paradisíaco fornicó penetró
entonces en el reino de los luciferes.
El hombre actual es luciférico.
Es absurdo derramar millones de espermatozoides
cuando sólo se necesita uno para crear.
Un solo espermatozoide se escapa fácilmente de
las glándulas sexuales sin necesidad de derramar el semen.
Cuando el hombre regresa al punto de partida,
cuando restablezca el sistema sexual del Edem, la serpiente sagrada del
Kundalini se levantará otra vez victoriosa para convertirnos en Dioses.
El sistema sexual del Edem es sexualidad normal.
El sistema sexual del hombre luciférico es
absolutamente anormal.
No sólo se fornica físicamente; existe también
fornicación en los mundos mental y astral.
Aquellos que se ocupan en conversaciones de tipo
lujurioso; aquellos que leen revistas pornográficas; aquellos que asisten a
salones de cine donde exhiben películas eróticas pasionales, gastan enormes
reservas de energía sexual.
Esas pobres gentes utilizan el material más fino
y delicado del sexo, gastándolo miserablemente en la satisfacción de sus
brutales pasiones mentales.
La fantasía sexual produce impotencia de tipo
psico-sexual.
Esa clase de enfermos tiene erecciones normales,
son hombres aparentemente normales, pero en el instante en que van a efectuar
la conexión del miembro y la vulva, la erección cede cayendo el falo, y
quedando en el más horrible estado de desesperación.
Ellos han vivido en la fantasía sexual y cuando
realmente se hallan ante la cruda realidad sexual que nada tiene que ver con la
fantasía, entonces se confunden y no son capaces de responder a la realidad
como es debido.
El sentido sexual es formidablemente sutil y
tremendamente rápido, gracias a su energía finísima e imponderable.
El nivel molecular donde actúa el sentido
sexual, es millones de veces más rápido que las ondas del pensamiento.
La mente lógica y la fantasía son piedras de
tropiezo para el sentido sexual.
Cuando la mente lógica con todos sus
razonamientos, o cuando la fantasía sexual con todas sus ilusiones eróticas
quieren controlar el sentido sexual o encauzarlo dentro de sus ilusiones,
entonces es destruido fatalmente.
La mente lógica y la fantasía sexual destruyen
el sentido sexual cuando intentan ponerlo a su servicio.
La impotencia psico-sexual es la tragedia más
espantosa que puede afligir a los hombres y a las mujeres fanáticas o a las
gentes de tipo puramente razonativo.
La lucha de muchos monjes, monjas, anacoretas,
seudo-yoguines, etc., etc., para embotellar el sexo entre su fanatismo
religioso, para recluirlo en la cárcel de sus penitencias, para amordazarlo y
esterilizarlo, para prohibirle toda manifestación creadora, etc., etc.,
convierte al fanático en un esclavo de sus propias pasiones, en un esclavo del
sexo incapaz de pensar en otra cosa que no sea el sexo.
Esos son los fanáticos del sexo.
Los degenerados de la infra-sexualidad.
Estas gentes se descargan todas las noches con
poluciones nocturnas, o contraen vicios homosexuales o se masturban
miserablemente.
Querer recluir el sexo es tanto como querer
embotellar el sol.
Un hombre así es el esclavo más abyecto del
sexo, y sin provecho alguno ni placer verdadero.
Un hombre así es un infeliz pecador.
Una mujer así es una mujer estéril, una esclava
vil de aquel a quien quiere esclavizar, (el sexo).
Los enemigos del Espíritu Santo son gentes del
abismo.
El ser humano debe aprender a vivir sexualmente.
La energía sexual es la energía más fina del
cosmos infinito.
La energía sexual nos puede convertir en ángeles
o en demonios.
La imagen de la verdad, se halla depositada en
la energía sexual.
El diseño cósmico del Adam Cristo se halla
depositado en la energía sexual.
El Hijo del Hombre, el Superhombre, nace del
sexo normal, el Superhombre, jamás podría nacer de los infrasexuales.
El reino de los infrasexuales es el abismo.
El poeta griego Homero dijo: “Más vale ser un
mendigo sobre la Tierra, y no un rey en el imperio de las sombras”.
Este imperio es el mundo tenebroso de los
infrasexuales.
samael aun weor
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