GNOSIS
EL ETERNO
FEMENINO
POR: SAMAEL AUN
WEOR
La ignorancia que la filosofía y la
religión tienen sobre la naturaleza femenina, es una de las causas del maltrato
que tradicionalmente se le ha dado a la mujer.
Especialmente, las tres grandes
religiones monoteístas que prevalecen en el mundo -cristianismo, islamismo y
judaísmo-, han contribuido a que ese maltrato haya cristalizado en la sociedad
desde tiempos inmemoriales.
El origen de esta ignorancia se
encuentra en la equivocada interpretación literal de los relatos alegóricos y
simbólicos, que sobre la caída y degeneración del hombre se encuentran en las
Sagradas Escrituras.
Ciertas tradiciones esotéricas
enraizadas en la arcaica Religión-Sabiduría de las primeras épocas de la
humanidad, otorga al hombre y a la mujer el justo lugar que ocupan en esta
creación.
Lo masculino y lo femenino son dos
manifestaciones de la Divinidad-Una: el Varón y la Varona fueron creados como
un ser único - "Los dos no serán sino una sola carne" (Mat. XIX,
45)-, que integraba en sí mismo las dos naturalezas opuestas...
Los procesos misteriosos de la Gran
Naturaleza, llevaron a la separación de estos dos principios en formas
separadas; desde entonces, los cuerpos humanos nacieron con los sexos
diferenciados, según la naturaleza que se expresa en cada uno de ellos...
El "machismo" es una posición
tan equivocada como el "feminismo".
Hombre y mujer deben recorrer de la
mano el camino que los lleve de regreso al paradisíaco estado primordial.
El Camino de la Regeneración Espiritual
del hombre y de la mujer, es totalmente sexual; si hombre y mujer se odian,
están atentando contra el único medio que les puede ayudar.
Hablando en lenguaje Tántrico, diremos,
que "cuando se cae al suelo, hay que levantarse con la ayuda del mismo
suelo...".
Aquello que nos hizo caer, es lo mismo
que nos puede ayudar a levantar.
El Sexo es la puerta de salida y de
entrada.
Lo masculino y lo femenino son
eminentemente sexuales...
El hombre y la mujer al orar invocan a
Dios, pero al unirse sexualmente, se convierten en Dios.
La Senda de la Realización Cósmica es
el camino del Matrimonio Perfecto...
... El concepto aquél de que sólo los
hombres pueden llegar a la Cristificación, resulta falso, porque Dios es mujer
también.
En nombre de la verdad he de decir, en
forma enfática, que si Dios resplandece a través de las "Cleopatras"
de la Isla Elefantina, que si Dios resplandece a través de las
"Vestales" de Egipto y de Persia y de Grecia y de Roma y de Siracusa,
también resplandece gloriosamente a través de las mujeres de cada tiempo y de
cada época, y a través de la madre que arrulla al hijo en sus brazos...
Así que, en nombre de la verdad he de
decir, que la mujer tiene los mismos derechos que el varón.
El varón nunca es más que la mujer,
aunque pretenda serlo.
El Principio Femenino Universal
resplandece en cada piedra, en el lecho cantarín de cada arroyuelo, en la
montaña deliciosa llena de árboles, en toda la Naturaleza...
Resplandece el principio femenino en
toda obra: en el ave que vuela taciturna, que regresa a su nido para arrullar a
sus hijos; en el pez que se desliza entre las profundidades del borrascoso
Ponto, entre las fieras más terribles de la Naturaleza.
El Principio Femenino Universal..., el
Eterno Femenino, brilla entre los luceros más lejanos que anidan en el corazón
de toda mujer que ha resplandecido con la disolución del "Ego" y la
Cristificación.
Así que, en nombre de la verdad, no
podemos menos que sentir admiración ante el Eterno Femenino...
Osiris, desdoblado, convertido en
mujer, anida con su amor en el corazón del sistema solar.
El Eterno Femenino es el asiento de
donde surge toda vida en el amanecer de la Aurora del Mahamvantara.
El Logos hace fecunda la materia
caótica, hace que resplandezca el vientre de la Virgen-Madre, del Eterno
Femenino, para que surja de entre el caos, reluciente, el universo...
Así que, no hay motivos como para que
las mujeres se sientan tristes o deprimidas, suponiendo que solamente sirven de
vehículo a los hombres que quieren Cristificarse.
Realmente, ellas tienen el mismo
derecho y llegan a las mismas alturas.
Si la mujer es el vehículo para el
hombre, mediante el cual éste último puede Cristificarse, también he de
decirles a ustedes, que el hombre es el instrumento, el vehículo mediador,
mediante el cual cada una de ustedes puede llegar a la Cristificación.
Las columnas "Jachin" y
"Boaz" de todo templo, están presentes en el templo corazón.
Las columnas masculina y femenina no
están demasiado cerca, ni demasiado lejos; hay un espacio entre ambas para que
la luz pueda penetrar en medio de ellas.
El Eterno Femenino resplandece no
solamente en eso que no tiene nombre, no solamente en el Espíritu Universal de
Vida, no solamente en las estrellas -que se atraen y repelen de acuerdo con la
Ley de las Polaridades-, el Eterno Femenino resplandece también dentro del
átomo, dentro de los iones, dentro de los electrones, dentro de los protones,
en las partículas más infinitesimales de todo eso que vibra y palpita en la
creación.
El Eterno Femenino hace compás
maravilloso con el Eterno Masculino para crear y volver nuevamente a crear.
El Eterno Femenino, Dios mismo
convertido en Madre, labora intensivamente en esta creación.
El Eterno Femenino es el rayo que
despierta las conciencias adormecidas de los hombres.
El momento ha llegado en que cada mujer
levante con su diestra la antorcha del verbo para iluminar el camino de los
varones.
Con profundo dolor he de decir: los
varones de esta época marchan por la línea de la entropía, es decir, caminan en
forma descendente, involutiva.
Ha llegado el momento en que las
mujeres extiendan su diestra a los varones para levantarlos, para regenerarlos,
para hacer de ellos algo distinto, algo diferente.
Ha llegado el instante en que las mujeres
comprendan que el elemento masculino está en involución por estos tiempos; ha
llegado el momento en que la mujer luche intensivamente por regenerar al
hombre.
Así, pues, que a las mujeres les
corresponde en esta Era un gran papel, cual es el de regenerar al elemento
masculino decadente.
En nombre de la verdad he de decir, que
el amor es el fundamento de la Auto-realización íntima del Ser.
Un matrimonio perfecto es la unión de
dos seres, uno que ama más, y otro que ama mejor.
El amor es la mejor religión asequible
a la especie humana.
Para que haya amor se necesita que haya
afinidad de pensamientos, afinidad de sentimientos, preocupaciones idénticas...
El beso viene a ser, precisamente, como
una consagración mística de dos almas ávidas de expresar en forma sensible lo
que interiormente viven.
El acto sexual viene a ser la
consubstancialización del amor en el realismo psicofisiológico de nuestra
naturaleza.
El amor, en sí, es una efusión, una
emanación energética de lo más hondo que tenemos en el interior, en la
conciencia.
Observen, por ejemplo, un anciano
enamorado; aquellas fuerzas que fluyen de lo íntimo hacen vibrar intensivamente
las glándulas endocrinas del organismo entero, y éstas intensifican su
producción hormonal; tales hormonas circulan por la sangre vitalizando a todo
el cuerpo físico, y así el anciano se regenera, rejuvenece, resplandece en él
la vitalidad.
Obviamente, el amor es grandioso en sí
mismo.
Amar, ¡cuán grande es amar!, solamente
las almas grandes pueden y saben amar.
Para que haya amor se necesita absoluta
afinidad de sentimientos.
El amor, en sí mismo, es el summum de
la sabiduría.
El amor no puede ser definido, porque
entonces se desfigura.
En las tierras del Oriente jamás se
levantan monumentos a los héroes, a los varones, sino a las mujeres que saben
amar.
Se le rinde culto al Eterno Femenino
con los diversos nombres orientales: ella es la Shakti Hindú, ella es la
Kundalini divinal, ella es, precisamente, el Verbo en su aspecto femenino
universal.
En el Oriente se aprecia más el amor,
mucho más que las teorías meramente intelectivas.
Las sacerdotisas del Japón, las mujeres
del amor..., allí jamás lo profanan, lo consideran como algo demasiado sagrado.
En el mundo de la antigua Grecia, las
Vestales eran siempre respetadas por todos los varones, porque verdaderamente
ellas, en sí mismas, eran las sacerdotisas del amor.
Dios en su aspecto femenino es la
adorable Isis, la casta Diana, es también el Gran Alaya del Universo.
Dios en su aspecto femenino es la
matriz de toda esta creación; en realidad de verdad no hubieran surgido jamás
los mundos de entre el caos, de entre el Gran Alaya, si previamente el Eterno
Femenino no hubiera existido.
Dios-Madre, la matriz universal,
resplandece entre el caos profundamente.
La mujer, en sí misma, tiene todos los
poderes ya que es fruto de lo divinal.
La mujer, en sí misma, debe ayudar al
varón.
Ha llegado la hora de comprender que el
Eterno Femenino es el poder más grandioso de este Universo.
Ha llegado la hora de entender el
estado de receptividad trascendente y trascendental que posee la mujer: esa
intuición, esa capacidad que tiene para percibir directamente y por sí misma, y
sin tantas teorías, la verdad.
Ha llegado la hora de comprender que
junto a la columna "Jachin" está la columna "Boaz".
Ha llegado la hora de entender que
dentro del átomo, los principios masculinos y femeninos, los iones y los
electrones, se ordenan y agitan intensivamente.
El Eterno Femenino, Dios-Madre, es el
Alma del Universo, como decía Platón, el Anima Mundi crucificada en el planeta
Tierra.
El Sol de la Medianoche vive enamorado
de la mujer.
El Sol de la Medianoche, el Logos, ama
a la mujer.
Ella es Urania-Venus, la que tiene el
libro de la sapiencia en sus manos.
Ella es, precisamente, la Vestal que
está entre las dos columnas en el templo egipcio.
Ella es la esposa del Tercer Logos.
Comprendidos estos principios, debemos
nosotros, los varones, reverenciar a la mujer, rendir culto a la mujer, porque
sin la mujer no podríamos nosotros llegar a la Auto-realización íntima del Ser.
El Sexo femenino está representado por
el Santo Grial, por el Vaso de Hermes y de Salomón.
Es en este cáliz delicioso en el cual
bebió el Cristo, en la última cena.
Me viene en estos instantes el
recuerdo, la reminiscencia de Abraham: se dice que cuando él volvía de la
derrota de los Reyes -pues él peleó contra Sodoma y Gomorra- encontró una gran
fortaleza militar; en ese lugar, más tarde, se vino a levantar Jerusalem, la
ciudad querida de los Profetas.
Cuenta la leyenda de los siglos que
Abraham pagó sus diezmos y primicias a Melchisedeck, Rey de Salem.
Fue allí donde Abraham encontró al
Genio de la Tierra, Melchisedeck.
Melchisedeck, después de haber
celebrado la Unción Gnóstica -precisamente con Abraham y sus gentes-, regaló al
mismo el Santo Grial, aquel cáliz de plata maravilloso en el que bebiera el
Cristo, en la última cena.
Tal cáliz representa vivamente al Yoni
femenino, y por ello es venerable.
A través de los siglos ese cáliz fue a
dar a la Reina de Saba.
Con el tiempo, aquella dama portando
tan preciada reliquia llegó a Jerusalem; sometió al Rey Salomón a distintas
pruebas: una de ellas fue que tenía que aclarar, de un grupo de veinticinco
jóvenes, cuáles eran hombres y cuáles mujeres.
Aquellos jóvenes que venían con la
Reina de Saba estaban igualmente vestidos, estaban igualmente maquillados,
arreglados, eran de edades semejantes y se hacía difícil definir cuales eran
varones, cuales eran mujeres.
Aquel sabio Rey, ordenó a los jóvenes
que se lavaran las manos, y en el modo como ellos se lavaban las manos pudo
saber quienes eran varones y quienes eran mujeres.
Así salió victorioso el gran Rey.
Recibió la joya preciosa de manos de la
Reina de Saba.
Cuando el gran mártir del Calvario
celebró la última cena, se dice que aquella reliquia resplandeció sobre la mesa
sacra.
En esa reliquia bebió el vino de la
sabiduría.
El mártir del Calvario usó, pues, el
cáliz bendito en la última cena.
Cuando fue crucificado, la tierra se
estremeció y Nicodemus, aquel sabio Senador de la antigua Roma, recogió en el
cáliz bendito la sangre que emanara de las heridas del Adorable.
Guardó después el cáliz en un lugar
secreto, en su casa, bajo tierra, y también escondió la lanza con la que
Longinos hiriera el costado del Señor, símbolo fálico maravilloso.
Cuando la policía romana allanó la casa
del gran Senador, en realidad de verdad, no encontró el cáliz ni la lanza, y
aquel hombre ilustre fue encerrado en prisión durante muchos años.
Cuando salió de la cárcel, junto con el
cáliz y la lanza se fue en busca de los gnósticos Cristianos a la Roma augusta
de los Césares, pero en realidad de verdad, no pudo durar mucho tiempo en aquel
lugar, debido a que Nerón había iniciado la persecución contra nuestros
antepasados gnósticos -porque fueron los gnósticos los que fueron echados al
Circo de Roma, a los Circos de las fieras; fueron los gnósticos los
perseguidos, los gnósticos de las catacumbas, los gnósticos que fueron
devorados por los leones-.
El gran Senador romano, con El Cáliz en
su diestra, y La Lanza, se fue por orillas del Mediterráneo rumbo a Cataluña,
España...
Una noche, en visión, vio aquel coloso
que un ángel se le acercaba; aquella divinidad le dijo:
"Ese cáliz tiene gran poder,
porque en ese cáliz se halla encerrada la sangre del Redentor del mundo;
entiérrala allí".
Y le mostró la "montaña" de
Cataluña, España, lugar donde existía un templo verdaderamente maravilloso.
Nicodemus obedeció, y aquel cáliz
bendito -símbolo del órgano sexual femenino- junto con la lanza fálica, fue
escondido dentro del templo maravilloso de Montserrat, en el Castillo
trascendente del Montsalvat.
Es bueno comprender lo que es el Santo
Grial, ha llegado la hora de entender que sin el cáliz bendito en el cual bebió
el Divino Rabí de Galilea, no es posible a los varones lograr la Cristificación
absoluta.
Ha llegado la hora de entender que en
todo Templo de los Adeptos de la Fraternidad Universal de la Luz Interior,
resplandece siempre el Santo Grial.
Seria inconcebible que en el Templo de
algún Adepto de la Gran Luz, faltara el Santo Grial.
Es en el Santo Grial donde está el Maná
del desierto, con el cual se alimentaron los israelitas durante cuarenta años.
En el Arca de la Alianza, dentro del
Sanctum Sanctorum del Templo de Salomón, estaba siempre encerrado el Gomor o
Vaso Sagrado, contentivo precisamente del Maná del desierto.
No faltaba tampoco, dentro del Arca de
la Alianza, la Vara de Aarón y las Tablas de la Ley...
Los Elohim que custodiaban aquella Arca
preciosa se tocaban con sus alas y se encontraban, precisamente, en el estado
aquél del hombre y de la mujer durante la cópula sacra.
Cuando los soldados de Nabucodonosor,
Rey, invadieron el Sanctum Sanctorum, horrorizados dijeron:
"¿Es éste el Dios vuestro que
tanto adorabais, el Jehová de los Ejércitos?".
Obviamente, que aquellas gentes no
entendieron lo que es el Gran Arcano.
Así pues, en nombre de la verdad diré,
que el Eterno Femenino resplandece también dentro del Sanctum Sanctorum,
resplandece en todo lo creado, resplandece en todo lo que es, ha sido y será...
samael aun weor
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