sábado, 10 de enero de 2015

LA FASCINACIÓN DE MUJERES Y EL EMPUJÓN AL PECADO

GNOSIS
EL FASCINADOR DE MUJERES Y EL EMPUJÓN AL PECADO.
POR: SAMAEL AUN WEOR

Quiero enfatizar la idea básica que debemos formular, así:

“Los grandes fascinadores de la lubricidad y de la impudicia pertenecen más bien al tipo Casanova que al famoso don Juan Tenorio”.

Si el taimado tipo don Juan refleja todas sus aventuras amorosas en el maligno espejo egocéntrico de su fantasía refinada, con la abominable intención de rebajar a la mujer, de profanarla vilmente, de violarla y difamarla perversamente mediante la cópula pasional única y sin repetición en el “empujón al pecado”, resulta incontrovertible una especial modalidad de odio masculino contra la hembra.

Por ley de contrastes, en el tipo Casanova predomina el deseo libidinoso de fascinación sexual, basado exclusivamente en los impulsos instintivos naturales y sentimentales.

Desafortunadamente esta clase de sujetos son insaciables, y sufren y hacen sufrir.

El tipo Casanova es una especie de “maestro burlador” de la mujer; parece tener el don de la ubicuidad, pues se le ve por todas partes, aquí, allá y acullá; es como el marino que en cada puerto tiene una novia; muchas veces se compromete y jura amor eterno...

En contraposición del sadismo sexual refinado del tipo don Juan, descubrimos en el tipo Casanova al homúnculo racional que quiere ahogar en lechos de placer EL TEDIO insoportable de su propia existencia.

Otra variedad, afortunadamente poco común del fascinador de mujeres, conviene que la designemos como “tipo diablo”.

Uno de los más genuinos representantes de este siniestro tipo, fue sin duda alguna el monje Gregor Rasputín: Extraño asceta apasionado por el más allá; especie de hipnotizador rústico en hábito religioso.

A todas luces resalta con entera claridad meridiana que la despótica fuerza mágica del “diablo sagrado” Rasputín, se debía exclusivamente a su tremenda potencia sexual.

samael aun weor




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