sábado, 10 de enero de 2015

EL HOMBRE Y LA MUJER

EL HOMBRE Y LA MUJER
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El hombre es la más elevada de las criaturas;
la mujer es el más sublime de los ideales.

Dios hizo para el hombre un trono,
para la mujer un altar.

El trono exalta;
el altar santifica.

El hombre es el cerebro,
la mujer el corazón,

El cerebro fabrica la luz;
el corazón produce el amor.

La luz fecunda, el amor resucita.

El hombre es fuerte por la razón;
la mujer invencible por las lágrimas.

La razón convence;
las lágrimas conmueven.

El hombre es capaz de todos los heroísmos;
la mujer de todos los martirios.

El heroísmo ennoblece;
el martirio sublimiza.

El hombre tiene la supremacía;
la mujer la preferencia.

La supremacía significa la fuerza;
la preferencia representa el derecho.

El hombre es un genio;
la mujer es un ángel.

El genio es inmensurable;
el ángel indefinible.

La aspiración del hombre es la suprema gloria,
la aspiración de la mujer es la virtud extrema.

La gloria hace todo lo grande;
la virtud hace todo lo divino.

El hombre es un código;
la mujer un evangelio.

El código corrige,
el evangelio perfecciona.

El hombre es un océano; la mujer es un lago.

El océano tiene la perla que adorna;
el lago la poesía que deslumbra.

El hombre es el águila que vuela;
la mujer es el ruiseñor que canta.

Volar es dominar el espacio,
cantar es conquistar el alma.

El hombre es un templo;
la mujer es el sagrario.

Ante el templo nos descubrimos;
ante el sagrario nos arrodillamos.

En fin:

El hombre está colocado donde termina la tierra;

La mujer donde comienza el cielo.

Victor Hugo.



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